¡Feliz Día Mundial de la Educación ambiental
Desde hace casi 50 años, cuando se publicó la carta de Belgrado con el objetivo de formar una población mundial consciente y preocupada con el medio ambiente, se celebra cada 26 de enero el Día Mundial de la Educación Ambiental. Instituciones, ONG y empresas han tratado de visibilizar su importancia y de contribuir a crear una mentalidad respetuosa con nuestro entorno.
Desde las empresas se ponen en marcha cada vez más iniciativas internas, para concienciar y educar a sus propios empleados y externas, dirigidas a diferentes públicos y en diferentes formatos, algunas más puntuales y otras continuadas en el tiempo. Os traemos algunos ejemplos.
Voluntariado corporativo: educación + acción y trabajo en equipo
Quizá las más comunes dentro de las compañías son las acciones de voluntariado corporativo medioambiental de una jornada, con un objetivo muy concreto como plantar un bosque o limpiar una playa, y de la mano de asociaciones sin ánimo de lucro. Son iniciativas que unen educación ambiental con naturaleza y otros valores como la solidaridad y el trabajo en equipo, a veces acompañados también de las familias. Algunas de las que ONG que ofrecen ese tipo de voluntariado con educación ambiental incluida son Global Nature o Reforesta. WWF también ofrece diferentes opciones de colaboración para concienciar a la vez que se incentiva y motiva al personal de las empresas.
Otras empresas tienen iniciativas propias que han ido creciendo, como Decathlon, que realiza acciones de voluntariado ambiental en espacios naturales e invita a diferentes grupos, como colegios y ayuntamientos a unirse, con el objetivo de concienciar y educar para que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando del terreno de juego favorito del deporte: la naturaleza.
Acciones con mayor recorrido: softwares que impulsan la cultura sostenible
Otra de las iniciativas que está cogiendo fuerza para educar dentro de las empresas es la que ofrecen por ejemplo Do Good o Liight, que utilizan la tecnología y la ludificación para tratar de motivar a los empleados e impulsar la cultura sostenible en toda la compañía. Puedes sumar puntos por tus acciones dentro y fuera de la oficina, desde caminar o moverte en bici a reciclar, y en algunos casos cambiarlos después por “premios sostenibles” como plantar árboles o donar alimentos en tu nombre. Empresas como Capital Energy o Pascual, entre otras muchas, ya utilizan estas herramientas para impulsar la cultura corporativa de sus organizaciones.
Educar en las escuelas
Las escuelas es otro de los focos de atención cuando nos referimos a la educación ambiental. Ofrecer a los colegios material, formación y recursos para la educación ambiental de los más pequeños es otra de las fórmulas que utilizan algunas empresas para impulsar la responsabilidad con el entorno en diferentes etapas de la vida escolar.
Ecoembes cuenta con el proyecto Naturaliza, dirigido a impulsar la educación ambiental en el sistema educativo más allá del reciclado. Estos días celebran la tercera edición de La Semana Redonda, una iniciativa gratuita con la que invita a los docentes de primaria de todo el país a llevar una serie de actividades a sus aulas relacionadas con el cuidado del entorno.
Otro ejemplo es el de Iberdrola con EducaClima, una página web de recursos educativos sobre cambio climático y sostenibilidad elaborados por y para profesores. La plataforma ofrece gratuitamente materiales de enseñanza, aprendizaje y evaluación totalmente descargables que.
Tenemos claro que la educación, como en otros muchos aspectos y también en el ambiental, es la clave. A todos los niveles y desde todos los ámbitos, instituciones públicas y privadas, interna y externamente. Hemos visto ejemplos de los dos casos más frecuentes: por un lado, las empresas que se esfuerzan en ofrecer herramientas a sus empleados para sumarse a la conciencia ambiental y por otro las que ponen la atención en las escuelas. Y es que, cuando pensamos en educación, solemos tener en mente a los niños, que, por supuesto que juegan un papel muy importante, pero tenemos que ser conscientes de que no podemos esperar a las generaciones futuras, la relevancia de la emergencia climática impide la procrastinación. Por eso es fundamental centrar la educación ambiental en los que tenemos capacidad de decisión y de impacto hoy, cada uno de nosotros que, junto a las instituciones y las empresas, también somos agentes del cambio.