Con este panorama, las redes sociales se llenaban de mensajes hacia Adidas afeándoles su silencio, sobrevolando la idea de que sus beneficios anuales con YEEZY – colaboración entre la marca deportiva y Kanye West – importasen más que ir en contra de sus más de setenta años de historia y sus valores enraizados en la diversidad, igualdad e inclusión.
Aunque no pasaron ni 24 horas desde que Adidas se pronunció y rompió el acuerdo con el excéntrico rapero: el tiempo corrió en su contra. El valor en bolsa de la empresa alemana no ha parado de caer, experimentado una cotización con tendencia descendente, sin ningún signo de mejora desde que, finalmente, tomaran esta drástica decisión. Y, por otra parte, la ganancia positiva de seguidores que acostumbraban las redes sociales de YEEZY han sufrido una deceleración del 210,7% en el último mes.
Es curioso que la empresa que presume de “Impossible is Nothing” haya vivido en sus propias carnes como “el imposible”, a veces, es más probable y cercano de lo que parece. Y como el que era uno de sus mejores socios comerciales le haya propiciado su golpe de gracia, sumiéndole en una de las mayores crisis de comunicación de los últimos años.
Solo nos queda esperar y comprobar si es cierto que “el tiempo hace el olvido” y los compradores de Adidas perdonan y vuelven a confiar en sus valores y Adidas qué acciones de marketing lleva a cabo para recuperar la credibilidad perdida.
Mientras tanto, yo solo pido que “Make Kanye 2006 again”.