Adiós a la puerta pequeña que vivirá siempre en nuestro Imaginari(um)

Patricia García, Public Affairs Consultant & Digital Research Specialist, nos habla sobre el reciente cierre de Imaginarium y sobre la nostalgia de los 2000s, tendencia actual en redes sociales entre usuarios Millenials y Gen Z. . 

Foto de Patricia García

Creo que no me equivoco hablando en nombre de varias generaciones (concretamente Millenials y Generación Z) a las que ayer se les partió un poco el corazón al ver que Imaginarium, la tienda de juguetes donde los adultos y los niños se sentían a la misma altura, cerraba definitivamente después de varios golpes financieros en los últimos años.

Desde hace dos días hemos podido ver una avalancha de nostalgia en RRSS despidiendo con mucho cariño a la marca, cuya misión y esencia era jugar educando desde la creatividad y la imaginación. Y, si hay un fenómeno que triunfe en RRSS entre estas generaciones, es el de remontarse a los 2000s. Lo vimos con la vuelta de RBD, lo vemos en cuentas de Instagram como @nostalgiamilenial o de X @NostalgiaFolder, en el podcast de Andrea Compton y Lalachus, Cuarto Milenial, donde hablan de las muñecas de nuestra infancia y  tele española de los 90, y en festivales como Nostalgia Milenial fest, entre otros miles de ejemplos.

Pero, entonces, ¿si tanto nos gustaba a todos, qué ha pasado?  Uno de los principales motivos es el aumento aplastante del comercio electrónico, que a distancia de un click facilita la vida a los padres actuales. Toys R Us se vio golpeado por el mismo fenómeno y se declaró en bancarrota en 2017. Sin embargo, hace unos meses resurgió entre sus cenizas y, tras un cambio de estrategia, está reabriendo tiendas de nuevo. La integración de tecnologías es fundamental en nuestra época y Toys R Us ha reconocido haber comenzado a utilizar la IA para conectar con su público.

Además, en las últimas dos décadas ha habido un cambio sustancial en la percepción de los juguetes tradicionales, como es el caso de la Barbie, considerada casi para coleccionistas o adultkids, siendo desplazados por los juegos y dispositivos virtuales. Esta percepción no solo ha cambiado en los niños, si no en los padres, que son los que tienen la decisión de compra.

Desde mi perspectiva de Generación Z puedo decir que, como Hannah Montana, he tenido acceso a lo mejor de los dos mundos. No cambiaría por nada lo único y especial que era leer Gerónimo Stilton y su reino de la fantasía (con los olores, por supuesto), pasar la tarde jugando a juegos de mesa con mis primos o una buena competición de gogos. Sin embargo, tampoco podría dejar de lado la sensación de meter el cartucho de mi juego favorito en la Nintendo Gameboy, jugar a los Sims en el ordenador mientras veías como se le incendiaba la cocina o ir de viaje con mi mp3 a todas partes.

Como suelen decir, en el equilibrio está la virtud y, a veces, cambiar de rumbo nos abre (ambas) puertas. Lo que está claro es que a partir de ahora sumaremos Imaginarium a nuestro starter pack de haber crecido en los 2000s para volver a conectar con la sensación que transmitía perfectamente la marca, sentirse grande siendo pequeño (y viceversa).