Los años y la vida está claro que pasan para todos, aunque en las redes sociales pueda parecer que no. Aquellos perfiles que comenzaron años atrás compartiendo sus looks imposibles, sus maquillajes de festival, sus noches de fiesta o sus viajes increíbles, a día de hoy han pasado a una nueva etapa: la mami era.
Obviamente no es que solamente ellas hayan crecido, es que sus audiencias también lo han hecho. Por tanto, su contenido se adapta a su vida, y por ende, a las necesidades de sus seguidores.
Aquellas que antes anunciaban bebidas de alta graduación hoy pasan a anunciar pañales. ¿Ley de vida? ¿O que el negocio se adapta?
Destaca el importante baby-boom que estamos viviendo este año, con más de 10 TOP influencers anunciando embarazo, y aumentando la tendencia de subir contenido entorno a esto: anuncio de embarazo (ya puede ser mostrando la ecografía, el test de embarazo o barriguita con manos entrelazadas), poniendo de moda el gender-reveal (o tendencia a anunciar a todo el mundo el sexo del bebé que hace 5 años ni nos imaginábamos que se haría) más extremo u original (fuegos artificiales de colores, humos, confetis, tartas…. Todo siempre en dúo cromo rosa/azul no vaya a ser que si lo ponemos verde el niño nos salga rana), y obviamente, sin olvidarnos del baby shower que ya es algo que es tan tradición como el propio nacimiento en sí.
Pero, para aquellos seguidores que no vayan a dar ese salto ¿será relevante este nuevo contenido que van a empezar a generar? ¿Puede un seguidor seguir sintiéndose identificado con un perfil cuando empiece a generar un tipo de contenido del que no se es consumidor?
Sea como fuere, está claro que los creadores de contenido, las marcas, y las audiencias, tienen que adaptarse (y sacar rédito) al paso del tiempo. Renovarse o morir.