La paradoja de Jevons no es ninguna tonterIA

¿O acaso es tontería plantearse como la mayor innovación tecnológica reciente puede pasar de optimizar y automatizar tu carga de trabajo a incrementarla?

En economía, la paradoja de Jevons hace referencia a la situación en la que el progreso técnico (o ciertas políticas de Estado) pueden conducir a un aumento en la eficiencia con la que se utiliza un factor de producción, reduciendo la cantidad requerida de este. Sin embargo, la caída de los precios promueve su demanda, incrementando su uso en lugar de reducirse.

Y no, no te has equivocado de newsletter y esto sigue siendo el Observatorio Digital, pero todo tendrá más sentido cuando sigas leyendo, como fue mi caso cuando me encontré por casualidad con este artículo en Substack (una plataforma muy interesante que está reavivando el interés por leer posts más largos, casi con nostalgia de los antiguos blogs que eran canales de referencia para muchísimos creadores)

Y volviendo a la paradoja, no es ninguna tonterIA, ya que es precisamente ese avance técnico, el de la IA, el que pese a ser capaz de liberarnos de ciertas tareas más tediosas, está a su vez suponiendo un ciclo escalable de trabajo. Porque nuestra productividad, haciendo un uso inteligente de la IA, puede mejorar y mucho, algo de lo que hablaremos el próximo 28 de mayo en el evento de Onclusive on the road en el que, desde Omnicom PR Group participaremos para debatir sobre el papel de la IA en Comunicación. Sin embargo, también estamos entrando en una espiral en la que realmente quienes ya trabajan de forma productiva, trabajan más. Si creas contenido rápido, puedes crear más.

Automatizando tareas y reduciendo el tiempo de dedicación de otras, podría pensarse en ver la luz, en reducir la jornada laboral, en optimizar tiempos, pero la realidad está mostrando un efecto rebote en el que esa productividad no reduce realmente la carga de trabajo, sino que la transforma, la multiplica, eleva su complejidad e incluso requiere de un tiempo extra, que vuelve a dedicarse para una revisión siempre necesaria cuando, como consultores, utilizamos la IA en nuestras tareas diarias en una agencia de comunicación.

Y es que en un mundo en el que la IA puede generar materiales y respuestas increíbles, nuestra humanidad adquiere un valor especial, que casi reside en nuestras limitaciones, en nuestras imperfecciones, en nuestro criterio más allá de lo evidente. La diferencia no estará en las respuestas, sino en el juicio de estas, en las preguntas.

Y sí, ahora, más que nunca, debemos confiar en nuestro criterio, nuestra personalidad, nuestra formación y en ser ni más ni menos que humanos con sentimientos, defectos y vivencias que despiertan nuestra creatividad.

Firmado por: Mónica León.