¿Por qué se teme a ChatGPT (incluido su propio creador)?

 Esta semana, Susana Jiménez González, Digital Client Advisor & IM Team Leader, reflexiona sobre el recelo y la desconfianza que genera la inteligencia artificial tras el boom de herramientas como ChatGPT

Desde que ChatGPT viera la luz, no ha parado de recibir numerosas críticas y titulares catastrofistas. Llama especialmente la atención este: “Mi peor temor es que causemos un daño significativo al mundo”. ¿Por qué es tan llamativo este y no otro? Porque el realizador de dicha afirmación no es otro que Sam Altman, director ejecutivo de la firma tecnológica OpenAI, creadora de la polémica herramienta.

Altman se presentó ante un comité sobre privacidad y tecnología del Senado de EEUU que lo interrogó sobre cómo funciona ChatGPT y qué ventajas y riesgos plantea la inteligencia artificial (IA). Aunque a priori lo lógico sería presuponer que Altman defendería a capa y espada su herramienta, lo cierto es que él es consciente del riesgo que pueden tener este tipo de aplicaciones si no se siguen unos criterios o legislaciones.

Además, dentro de la propia OpenAI tienen serias dudas de cómo se retroalimenta su propia aplicación. La empresa ha realizado una exhaustiva investigación interna para poder llegar a entender y explicar cómo se alimenta ChatGPT, pero la verdad es que aunque se sabe que funciona, no se ha logrado esclarecer de qué forma exactamente acaba tomando decisiones (algo que no tienen claro si llegará a saberse o es del todo imposible).

Pero no solo el indebido uso de la herramienta o cómo se desarrolla la misma (con sus fallos, mejoras y autodesarrollo) son factores que suscitan un tremendo miedo a la sociedad, a las autoridades competentes y gobiernos (recordemos que Italia ha sido el primer país de Europa en regularlo, pero seguramente no sea el último).  

Una de las mayores amenazas que se pueden observar es sin duda la de puestos de trabajo que pueden llegar a perderse. Según un informe emitido por el Foro de Davos, se prevé una pérdida de 14 millones de empleos en cinco años, pasando a representar 43% el trabajo que será realizado por máquinas.

Este dato asusta, pero ¿serán las máquinas capaces de ejercer el mismo trabajo que hace un ser humano? Son rápidas y eficaces, en muchos casos más que las personas, pero ¿dónde quedarán la sensibilidad y raciocinio necesarios a la hora de ejecutar la mayoría de los trabajos? El pasado mes de febrero tuvimos el placer de contar en nuestras oficinas con la presencia de Pablo Haya, Social Business Analytics del Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC), quien intentó arrojar luz sobre esta y otras cuestiones relacionadas como ChatGPT, y auguraba que la herramienta se haría con aquellos trabajos más automáticos y mecánicos.

Sin duda alguna, la IA ha venido para quedarse, no sabemos si tal y como ha nacido, añadiéndole modificaciones o limitaciones, o llegará a ser como soñaron los grandes directores de cine y escritores, porque ¿podrá la ciencia ficción superar a la realidad?