¿A qué suena la sostenibilidad?

La música es una de las formas más potentes de expresión de la humanidad y vehículo para diferentes reivindicaciones, sobre todo desde mediados del siglo XX con la aparición de la canción protesta que acompañaba a los movimientos sociales y hasta nuestros días en los que los grandes artistas hacen apología de múltiples causas, en muchos casos asociadas a la sostenibilidad medioambiental y social.

Si pensamos en cuidar nuestro planeta, y dependiendo de la generación a la que pertenezcas y de tus gustos musicales, te pueden venir a la cabeza Neal Young y su Mother Earth, Michael Jackson con su Earth Song, Macaco y su Moving o Eilish con All the Good Girls Go to Hell, entre otros muchos. Tienes hasta una playlist para despertar tu conciencia medioambiental.


Algunos artistas de la música han ido un paso más allá y han canalizado su compromiso en proyectos más ambiciosos. Este es el caso de Sting con la creación en 1989 de su Rainforest Foundation.

Si hablamos de causas sociales, los ejemplos se multiplican, desde los multitudinarios conciertos de los 70 y los 80 a canciones convertidas en himnos como el mítico We are the World. Más recientemente tenemos ejemplos de artistas como Lady Gaga, que quiso dar continuidad al mensaje de su canción Born this way con la creación de una fundación del mismo nombre dedicada a defender la libertad a ser uno mismo y la igualdad en todas sus vertientes. O, en la semana del 8 de marzo, las dedicadas especialmente a las mujeres, como La puerta Violeta de Rozalén y otras tantas ligadas al movimiento feminista en todo el mundo.


 

Pero dedicar la inspiración y cantar no es suficiente en una industria que mueve cantidades ingentes de dinero, de intereses, de recursos y de residuos y que también tiene que replantearse su modelo para adaptarlo a los nuevos tiempos. Un ejemplo muy claro son los festivales de música, una oportunidad para mostrar y demostrar hasta dónde llega el compromiso del sector. Y es que una cosa es hablar del planeta y de los problemas sociales y otra muy distinta es hacer un festival coherente con ese mensaje, que pase de las palabras a los hechos y que cuide en su organización los aspectos medioambientales y sociales.



Pero, ¿es posible hacer un festival de música sostenible?

La respuesta es sí. España es el primer destino del mundo en turismo de festivales musicales, facturando más de  400 millones de euros durante el año pasado. Como país número uno en el ranking, también podemos sentirnos orgullosos de que muchos de ellos inspiran a otros festivales de música del mundo gracias a sus prácticas en torno a la sostenibilidad.

En nuestro país contamos con 3 festivales que están reconocidos por el prestigioso sello A Greener  Festival,  una distinción que garantiza la solidez de los planes de sostenibilidad de los diferentes festivales europeos. En España, cuentan con este sello el Primavera Sound, que este año celebrará su primera edición en Madrid, el Own Spirit Festival y el Festival Sonidos Líquidos que se celebra en Lanzarote. En algunos de ellos tienen cabida las marcas.

No podemos olvidarnos del DGTL si hablamos en clave de economía circular. Desde que nació en 2014, este festival de música electrónica, que se celebra en diversas ciudades de Europa, ha tenido en su hoja de ruta su compromiso por el medioambiente hasta conseguir ser el primer festival circular del mundo, basado en cinco pilares fundamentales: recursos, energía, movilidad, saneamiento y alimentación.



Y aunque hay muchos festivales que se celebran en España y podemos considerar sostenibles como el BioRitme Festival o las Noches del Botánico, hacemos especial mención al Rototom Sunsplash, galardonado en los Premios Fest el pasado año como el festival más sostenible de España.

A nivel global la iniciativa Keychange ha facilitado un cambio importante en la comunidad musical comprometiendo a diferentes organizaciones y festivales de música de todo el mundo a implementar estructuras y prácticas sostenibles. Su compromiso original radica en brindar más espacio a las mujeres en la industria, por ejemplo, contando con carteles equilibrados en cuanto a género y en sus operaciones.

Si a ti también te han entrado ganas de ir de festival y te preocupa la sostenibilidad, ya no tienes excusa para no apuntarte este verano.

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