La Inteligencia Artificial como motor de cambio hacia un mundo más sostenible

Con el objetivo de responder a las necesidades de los consumidores y mejorar la vida de las personas, se están implementando numerosas innovaciones tecnológicas que permiten ser más competitivos, optimizar tiempos, aumentar la productividad… y aquí es donde la radiofrecuencia, los nuevos dispositivos o la inteligencia artificial juegan un papel fundamental.

En concreto, la IA ya se está utilizando en campos tan diversos como el marketing digital, la atención médica, la automoción, la industria manufacturera, la agricultura, la atención al cliente, entre otros, y esto está generando un amplio espectro de oportunidades y desafíos que hacen que la percibamos como una herramienta eficaz y poderosa.

Sin embargo, la IA también tiene una cara B por su impacto ambiental ya que su uso requiere un alto consumo de energía que genera importantes emisiones de carbono. ChatGPT, por ejemplo, necesitó hasta 78.437kWh de electricidad para entrenar el modelo de lenguaje GPT-3, una cifra comparable al consumo de energía de un hogar medio español durante 23 años, por no hablar de los miles de litros de agua dulce que gastan a diario para refrigerar los servidores.

Entonces… ¿Puede ayudarnos la IA a ser más sostenibles?

Tenemos claro que la inteligencia artificial está revolucionando el mundo, y su relación con la sostenibilidad puede desempeñar, si se gestiona bien, un papel crucial en el futuro para diseñar un planeta mejor abordando los desafíos globales relacionados con el medio ambiente, la salud, la pobreza y la igualdad.

La IA puede contribuir a mejorar la gestión de residuos mediante la optimización de rutas de recolección o a través de la clasificación automatizada de materiales reciclables; predecir y anticiparse a desastres naturales para prepararse y dar respuesta de manera anticipada; monitorear y gestionar los recursos naturales, como el agua, el suelo y la biodiversidad, para ser más eficientes; y optimizar procesos industriales para reducir la contaminación y la huella de carbono. Así lo integran algunas empresas como Acciona:

Según el estudio publicado en Nature, la IA puede facilitar el cumplimiento del 79% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y aunque parece algo del futuro, ya lo hemos empezado a ver.

Aplicaciones en diferentes ámbitos:

Sector alimentario

Según Foodrustic 2024, el informe anual de referencia sobre el estado actual del sector foodtech y las últimas tendencias en la innovación alimentaria, el sector alimentario deberá cubrir la demanda de una población de unos 10.000 millones de personas en 2050, para lo que necesitará aumentar su producción en un 60% mientras reduce su impacto ambiental.

Para ello, las tecnologías y procesos basados en la IA pueden contribuir a conseguirlo. Actualmente ya se están implementando herramientas enfocadas en recabar y analizar datos para establecer un aprendizaje automático en cada una de las fases de la cadena. Desde la producción en el campo, usando recursos y procesos más eficientes, para prevenir plagas en los cultivos, implantar sistemas de regadío inteligentes, u optimizar la fertilización, hasta la distribución, mejorando la trazabilidad, optimizando rutas y promoviendo un consumo más sostenible y responsable.

Recolecta es un proyecto liderado por Florette, en el que se utilizan nuevos desarrollos de IA y machine learning, para predecir el día óptimo de corte del cultivo. De esta forma, se controla y gestiona el agua, abonos, humedad y temperatura para recolectar cada especie vegetal en el momento preciso de la cosecha y conseguir un uso más eficiente los recursos.

Sector energético e industrial

La IA se convierte en un aliado indispensable para conseguir una producción sostenible, eficiente y flexible. Puede optimizar la generación y distribución de energía renovable, como la solar y la eólica, ayudando a integrar estas fuentes en las redes eléctricas de manera más eficiente y estable. También puede contribuir a mejorar el uso de energía en edificios, infraestructuras y redes eléctricas, lo que podría reducir el consumo total de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por el momento, según el informe de la consultora Knowmad Mood, el 10% de las empresas del sector industrial ya han adoptado la IA mejorando así la gestión de los recursos, minimizando tiempos y reduciendo los costes de producción y mantenimiento.

Sector salud

En este ámbito, la IA se aplica en la detección temprana de enfermedades, el desarrollo de tratamientos personalizados, la gestión eficiente de los sistemas de salud y el desarrollo de medicamentos, lo que contribuye a mejorar la salud y el bienestar de las personas, especialmente en comunidades marginadas o con acceso limitado a la atención médica.

 

Amenazas y fortalezas de la IA:

Más allá de aportar mejoras sostenibles a los diferentes sectores económicos, también tiene un impacto social que puede contribuir a disminuir las desigualdades, identificando patrones y tendencias socioeconómicas que faciliten la toma de decisiones para implementar políticas y programas que favorezcan la erradicación de la pobreza y la promoción de la igualdad.

Sin embargo, como comentábamos al principio, la IA también plantea una serie de preocupaciones relacionadas con la ética, la privacidad o la equidad, que necesitan ser abordadas para garantizar un desarrollo tecnológico responsable y sostenible. Por ello, las Naciones Unidas ha trabajado en diez principios para regir el uso ético de la inteligencia artificial que ampare la privacidad de los ciudadanos y aborde esas posibles brechas para garantizar una homogeneidad y evitar generar una desigualdad mayor entre países o comunidades.

Ante la diversidad de opiniones que suscita el uso de la IA nos planteamos, ¿es una aliada efectiva en la lucha del cambio climático; o sus posibles amenazas y desafíos éticos supondrán un nuevo enemigo al que hacer frente por conseguir un planeta más sostenible? Mientras los más reticentes piensan que la IA es el principio del fin, y que nos enfrentaremos a la rebelión de las maquinas, los más “tecno-optimistas” se declinan por ver en ella una solución que, bien gestionada y regulada, podrá ser la herramienta que necesitamos para lograr un futuro mejor y más sostenible.

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