Hablar de propósito de marca es hablar de nuestra razón de ser, del por qué hacemos lo que hacemos, del mí(s)tico ¿Qué he venido a hacer yo a este mundo?
No podemos empezar hablando de propósito de marca sin mencionar la clásica charla TED viral de Simon Sinek exponiendo el “Círculo Dorado”, la teoría que desgrana las claves del éxito de los líderes y su capacidad para inspirar. Una teoría que ayuda a diferenciar entre propósito, misión y visión de una organización, algo que muchas veces se confunde.
Estamos en 2024 y la nueva era reclama marcas activas que generen impacto positivo. Cuando el propósito de marca asume su responsabilidad social como parte activa del ecosistema del que forma parte, el entorno de sus stakeholders mejora generando redes mucho más sólidas y un futuro mucho más sostenible donde todos crecen.
Gracias a este cambio de paradigma, en los últimos años, muchos startups ya nacen siendo marcas de impacto positivo como es el caso de Timpers Brand, que puso su foco en mejorar las condiciones laborales de personas con discapacidad, Bizum, que logró crear un sistema de transferencias inmediatas para hacer la vida más fácil a todos sus usuarios, o Heura, que consiguió una rápida notoriedad con su activismo para reducir el consumo de proteína animal.
En todos estos casos, su sensibilidad hacia el bien común fue la clave de su éxito, conectando emocionalmente con todos sus públicos de interés y convirtiendo su proyecto en aliado de una causa superior.
Sin quitar ningún mérito, nacer y crecer en plena ola de sostenibilidad alineados a un propósito puede parecer fácil, pero se convierte en un desafío para organizaciones con un largo recorrido que deben rediseñar su propósito, integrarlo en su estrategia de compañía y TRANSFORMAR sus empresas. Un desafío titánico que solo es posible realizar desde dentro. La buena noticia es que es posible y existen grandes ejemplos como DOVE, The Body Shop o IKEA que han sabido encontrar un propósito que ha guiado su ruta y los ha diferenciado de sus competidores.
Aunque en la actualidad estamos viviendo en una transición de los criterios ESG hacia una nueva forma de medir el compromiso medioambiental, social y de gobierno, lo cierto es que sigue siendo un baremo unificado a tener muy cuenta, tal y como destaca el reciente estudio realizado por Deloitte que afirma que por cada diez puntos que aumenta el ESG score de una compañía, puede aumentar el valor de las compañías hasta el 4,7% en algunos casos. No hay duda de que el mercado valora más a aquellas compañías orientadas al desarrollo sostenible continuado en el tiempo.
Y es que la sostenibilidad importa mucho, pero hoy en día, mientras algunas empresas ya se encuentran en el futuro, un gran número de organizaciones siguen yendo a contrarreloj perseguidas por un tren a toda velocidad a golpe de legislaciones. Aunque parezca imposible parar máquinas, es necesario hacerlo para reflexionar sobre cómo hacer evolucionar la organización mejorando procesos en términos de sostenibilidad, haciéndolas más auténticas y honestas. Un buen faro es trabajar el verdadero propósito de nuestra empresa que guiará absolutamente todos los movimientos de nuestra organización.