Como bien decís, es un sistema y, por tanto, es necesario abordar los problemas de forma coordinada, entendiendo las conexiones entre los diferentes elementos.
Por ejemplo, si soy una madre soltera en un trabajo precario y con una factura de la luz y el gas en aumento, no me será fácil disponer de tiempo para ir a comprar productos frescos, usar mis pocos recursos en cocinar e invertir el tiempo preciado que me queda con mi hijo/a en una pelea por comer pescado y brócoli.
Lo que sí podemos hacer es cambiar este entorno de forma colectiva, asegurando que en los colegios haya menús sostenibles, promoviendo trabajos dignos, entre otros lugares en la cadena alimentaria, etc. Cambiar el sistema alimentario es un reto colectivo que requiere de cambios estructurales económicos, políticos y ecológicos.