Economía Circular, el reto de pequeñas y grandes empresas
La Fundación Ellen MacArthur habla de la economía circular como una alternativa que busca redefinir qué es el crecimiento, con énfasis en los beneficios para toda la sociedad, y se basa en tres principios: eliminar residuos y contaminación desde el diseño; mantener productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales. Un concepto conectado a distintos ODS y que está en el corazón del objetivo 12: Producción y consumo responsables.
Para acelerar ese cambio transformador hacia un nuevo sistema el movimiento debe ser necesariamente global. ¿Cómo pueden redefinir las compañías ese crecimiento? En este caso, ese movimiento se produce de diferentes formas, dependiendo del tamaño y momento en el que se encuentre la empresa.
Por un lado, a través de iniciativas nuevas, que ya nacen con esa mentalidad, como en el caso de Too Good to Go, la compañía internacional que aterrizó en España en 2018 y que, con su concepto “Salva comida, ayuda al planeta” y el lema #lacomidanosetira, ha evitado el desperdicio de más de 6.000 toneladas de alimentos en poco más de tres años y ya está entre las 3 apps de restauración más valoradas. Un buen ejemplo de la oportunidad de negocio a través de la conexión entre consumidores, empresas y acción sostenible, con una vuelta de tuerca hacia el win-win-win.
Las pequeñas y medianas empresas españolas que no han nacido a partir de ese concepto, se enfrentan a una transición a veces más difícil y van incorporando poco a poco prácticas en ese sentido. Según los datos de Eurostat las PYMES españolas ocupan una posición intermedia en cuanto a implantación de la economía circular con respecto a Europa. Algunas son la demostración de que ese cambio es posible: Cafés Novell, una empresa nacida en 1958 que ha ido adaptando su actividad y procesos de producción para ir haciéndolos más sostenibles. El último, las cápsulas de café compostables.
Y, por último, las grandes empresas, con todas sus infraestructuras y modelos de producción establecidos, también pueden poner en marcha la evolución hacia el nuevo modelo. Ese es el caso de Grupo Calvo con ‘Calvo Residuo Cero’, una iniciativa que nace en 2017 y que tiene como objetivo principal la valorización del 100% de los residuos que se generen en todas las fábricas y oficinas del grupo. Desde su puesta en marcha, ha conseguido la valorización de cerca de 100.000 toneladas de residuos, pasando de valorizar el 57,7% en 2018 al 91,11% en 2020. Además, el 99,56% de los materiales puestos en el mercado son reciclables y un 51,81% de los materiales comprados son reciclados o certificados como sostenibles.
Estas tres empresas han sido merecedoras de un premio BASF a la mejor práctica de Economía Circular en España, en el caso de Too Good to Go y Cafés Novell en la categoría PYME y en el de Grupo Calvo en la de Gran Empresa. Calvo por su parte también acaba de recibir por el proyecto “Residuo Cero” el reconocimiento go!ODS por su contribución al objetivo de desarrollo sostenible ODS 12 que concede el Pacto Mundial de Naciones Unidas.
Creadas a partir de un concepto circular o en proceso de cambio para adaptarse a él, nuevas o consolidadas y pequeñas o grandes, las empresas caminan hacia un modelo que permita, no solo redefinir el concepto de crecimiento a través de otra forma más sostenible de hacer las cosas, sino también que les permita seguir siendo viables y no perder la conexión con un consumidor cada vez más consciente.
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