Empresas y cambio climático: Entre el aluvión normativo y la oportunidad de negocio

Según el último Global Risk Report, que elabora cada año el Foro Mundial de Davos y que acaba de ser publicado, la principal preocupación de la élite económica del planeta es el cambio climático, más que la pandemia o que otros factores económicos. Y no es para menos. El 84% de los líderes globales (que suponen más de 1.000 representantes del mundo político, empresarial e instituciones) afirma que el estado del planeta irá a peor. El informe señala la posibilidad de que las empresas no estén preparadas para la transición. Una mala adaptación a las nuevas políticas de sostenibilidad, tecnologías, comportamientos del consumidor o preferencias de los inversores, puede afectar muy negativamente a los negocios y llegar a desestabilizar el sistema financiero.

La inversión pública y la regulación cobran un papel esencial para poder frenar este fenómeno, ya que condicionan el comportamiento del resto de actores económicos y sociales, tanto públicos como privados. Para ello, se necesita una posición de liderazgo por parte de las administraciones públicas nacionales e internacionales.

El pasado mes de noviembre la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) reunió a 120 líderes mundiales para hablar durante dos semanas sobre todos los aspectos del cambio climático. Entre alguno de los acuerdos alcanzados destacaron: la reducción de metano un 30% para 2030, que lograría limitar el calentamiento en al menos 0,2 grados; acabar con la deforestación para 2030; y el compromiso de los países desarrollados de aumentar las contribuciones financieras para alcanzar el objetivo de contar con 100 000 millones USD anuales de fondos para ayudar a los países en desarrollo a luchar contra el cambio climático.

Por su parte, la Unión Europea ha respondido al cambio climático fijando objetivos y legislaciones. Los principales objetivos vinculantes de la UE son:

  • La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos un 55 % de aquí a 2030, pactado en diciembre de 2020 en el Acuerdo de París y recogido en la Ley Europea del Clima.
  • Una UE climáticamente neutra de aquí a 2050. Con el acuerdo sobre el presupuesto a largo plazo de la UE para 2021-2027 y el instrumento Next Generation EU, al menos el 30 % del gasto total debe destinarse a proyectos relacionados con el clima.

Para conseguir estos objetivos, el Pacto Verde Europeo establece una hoja de ruta con iniciativas legislativas y no legislativas que ayuden a la UE a alcanzar sus ambiciones climáticas. Estas acciones atañen a sectores como la industria, el transporte y la movilidad, la alimentación, la energía y el sector financiero. Asimismo, la Ley Europea del Clima ocupa un lugar central del Pacto Verde Europeo, convirtiendo los compromisos políticos de la UE en materia de clima en una obligación jurídica.

En los últimos años estamos viviendo un aluvión normativo, aún incierto, y los retos que supone para las empresas afrontar la gestión de riesgos y desafíos sociales, medioambientales y económicos en un momento clave para reducir el cambio climático. Todo esto puede suponer una carga regulatoria para las compañías o una oportunidad de negocio si se crean los planes estratégicos adecuados, se siguen los criterios ESG y, desde la parte más humana, se cuenta con perfiles diversos, teniendo en cuenta el auge de los perfiles “verdes”.  Si algo está claro es que las compañías que no apuesten por políticas sostenibles se quedarán atrás.

¿Preparados para liderar el cambio?

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