El Impacto ambiental de la guerra de Ucrania

Además de los efectos devastadores para las personas y los países que lo están sufriendo en primera persona, la invasión por parte de Rusia a Ucrania está afectando a diferentes aspectos internacionales, a la economía global y al objetivo de alcanzar una economía sostenible. Por este motivo, en el minuto de hoy, vamos a analizar los puntos clave que debemos tener en cuenta en términos de ESG, que derivan de este conflicto.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) ha publicado el informe Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad. En el mismo, señalan que las guerras, en términos generales, no suelen cambiar el clima. Sin embargo, la invasión de Ucrania sí afecta al enfoque de los planes de lucha contra el cambio climático en todo el mundo, aflorando las debilidades de los planes en marcha, fundamentalmente en cuanto a energía y alimentación.

La invasión está obligando a Europa a que debata de nuevo su dependencia de los combustibles fósiles rusos. Esta situación redefinirá la transición energética de nuestro continente. Hace unos meses la UE incluyó la energía nuclear y el gas como energías verdes en su taxonomía, ya que son alternativas por las que apostaron Francia y Alemania para la transición energética. El debate que generó esta definición, cobra aún más fuerza ante la dependencia (especialmente alemana) del gas ruso, y sus consecuencias en las medidas europeas frente al conflicto.

Laurence Boone, economista de la OCDE presentó el 16 de marzo la Evaluación de los impactos económicos y sociales e implicaciones políticas de la guerra en Ucrania. En ese informe hace especial llamamiento al mercado energético de la Unión Europea, altamente dependiente de Rusia, tanto en sus importaciones de crudo (un 27%), como de gas natural (41%) y de combustible sólido (47%).

Para poder dar respuesta a las cuestiones planteadas por la OCDE, la UE se enfrenta a varios debates internos, entre los que destacan:

El debate ecológico, unido al debate geopolítico, puede derivar en un cambio de objetivos y alternativas en el futuro energético de la UE, sin cambiar el objetivo de neutralidad de carbono de 2050.

Teniendo en cuenta el contexto actual, la UE ha pisado el acelerador presentando, a principios de este mes, la estrategia REPowerEU para lograr la independencia energética de Rusia, mucho antes de 2030, incluyendo una reducción de la demanda de gas ruso de la UE en dos tercios, antes de finales de este mismo año. 

El conflicto bélico también ha provocado un desabastecimiento de cereales y fertilizantes; y ha disparado los precios de manera alarmante, debido a que Rusia y Ucrania son dos de los mayores exportadores de cereal del mundo. La industria agroalimentaria de todo el mundo se encuentra actualmente en jaque.

Por su parte, el comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, ha mostrado en más de una ocasión su intención de posponer la implementación de la emblemática estrategia europea Farm to Fork, a pesar del llamamiento del vicepresidente de la Comisión, Fran Timmermans, para preservar la ambición ecológica de la UE incluso en tiempos difíciles.

Con todo lo que estamos viviendo, aún hay quienes mantienen el optimismo y ponen el foco en la solidaridad con la que el mundo se ha movilizado ante la crisis de Ucrania. Si se mantiene esta unidad mostrada durante estas últimas semanas y se aplica en la lucha contra el cambio climático, aún se puede atisbar un “rayo de esperanza”, como sugiere el IPCC. Hagamos que entre todos siga siendo un rayo y no se quede solo en trueno.