¿Cómo eligen los influencers con quién colaborar?
La sostenibilidad se ha colado en el discurso y la conversación en todos los ámbitos, como tendencia y postureo o como verdadera convicción, muchos son los personajes famosos e influencers que han apostado por aportar su grano de arena poniendo su popularidad, su esfuerzo o su dinero a la causa.
Algunos actores internacionales y nacionales, como Javier y Carlos Bardem, asociados a Greenpeace, dedican gran parte, o la totalidad, del contenido de sus redes sociales a concienciar sobre el cambio climático o diferentes aspectos de la sostenibilidad social y medioambiental, siempre asociados a ONGs y no a marcas. En el ámbito de los influencers que hacen de las redes su profesión, y que sí colaboran con marcas, la evolución ha sido clara en nuestro país. A medida que el cambio climático se hacía una realidad cada vez más evidente, y los ODS se colaban en todas partes, el contenido, el discurso y el nivel de implicación de algunos influencers ha ido aumentando. Cada uno tiene su nicho, su comunidad y su nivel de interés que mantener, pero algunos han encontrado en ese terreno su lugar en este universo de sobreinformación, y a veces incluso también su negocio, con proyectos o líneas de productos sostenibles.
Según su nivel de implicación, l@s hay que rechazan colaboraciones con determinadas marcas porque no se ajustan a sus valores sostenibles o porque han sido noticia por alguna mala práctica medioambiental o social; otros sólo están dispuestos a apoyar aquellos productos y proyectos dentro de las compañías que encajan con esos valores. En este grupo las empresas pueden encontrar más colaboradores que se vayan adaptando a la transformación sostenible, conecten con los nuevos valores de las marcas y generen credibilidad. Y, por último, están l@s que hacen de la sostenibilidad su bandera y han ido un paso más allá, pasando del mensaje a la acción y cuyo ejemplo se ha convertido en una referencia sólida e independiente. Este es el caso de Carlota Bruna, influencer vegana, animalista, activista y Embajadora del Pacto Europeo por el Clima, que ha sido invitada por el Parlamento Europeo para debatir y votar por la prohibición de los plásticos de un solo uso. O de otras influencers, como Victoria Martín y Carolina Iglesias, creadoras del podcast Estirando el chicle que dan voz, con nuevos lenguajes y en clave de humor, a temas como la bisexualidad, la sostenibilidad, la política o la diversidad; o de Inés Hernand, influencer y conductora de varios podcasts y presentadora de Gen Playz, que trata de elevar los temas de los que hablamos en nuestra vida cotidiana a los medios. Ambos proyectos han sido ganadores de un Premio Ondas. Colaboran con marcas, pero muy escogidas.
De una u otra forma, las redes se han convertido en un potente altavoz para el mensaje sostenible, que está presente en el discurso de muchos influencers. Y ¡ojo al greenwashing! porque la propia naturaleza del canal les obliga a ser más coherentes con sus valores, decisiones y marcas que representan, si no quieren perder su autenticidad y su lugar en el universo de las redes, defraudar, o enfadar a su comunidad.
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