Proyecto Dreamers-The Beathoven: música y sostenibilidad social de principio a fin

Hoy dedicamos nuestra sección más sostenible a mostraros un ejemplo de sostenibilidad social de principio a fin, desde la concepción del proyecto, el propio desarrollo y hasta la solidaridad del objetivo final. Dreamers-The Beathoven es el título del concierto único, inclusivo y solidario que tendrá lugar el próximo 26 de abril en el Auditorio Nacional de Música de Madrid.

Creado por el maestro Ramón Torrelledó e impulsado por la Fundación Gmp, el concierto tiene dos vertientes muy marcadas: la artística-musical y la solidaria-social. Por un lado, se tocarán nueve piezas inéditas, fruto de la fusión entre la música de Beethoven y Los Beatles y firmadas por el propio Ramón Torrelledó; y por otro, el 100% de la recaudación se destinará a mejorar las condiciones de vida de menores con discapacidad intelectual de las asociaciones Down Madrid y APSA Alicante.

Pero el aspecto social no sólo está representado por los beneficiarios de la recaudación del concierto, sino que la propia orquesta es un ejemplo de integración e inclusión y cuenta con todo tipo de perfiles, desde músicos profesionales a niños y niñas, personas con discapacidad o coros vecinales, todos unidos por la música y la solidaridad.

Desde el punto de vista artístico, también es un proyecto integrador. Según su creador, el maestro Ramón Torrelledó, “el logro de esta obra no es solo unir a diferentes personas a través de la música y con un objetivo común, también es unir dos mundos: el de la improvisación, que es la música pop, con lo exacto, que es la música clásica”.

Ya están a la venta las entradas para este concierto único, interpretado por una orquesta y coro de más de 400 personas de diferentes lugares, edades y condiciones.

Hay muchas formas de llevar a cabo proyectos benéficos y también muchos grados de implicación, desde ofrecer simplemente los recursos económicos directamente a los beneficiarios hasta, como es el caso de Dreamers, crear todo un proyecto en el que, además de la colaboración en sí, se incluyan en su desarrollo valores tan marcados como la inclusión, la puesta en valor de perfiles muy distintos y el poder de unir esfuerzos para conseguir un objetivo común. Todo un ejemplo de sostenibilidad social. Y, además, enriquecido con la creatividad y el valor artístico de la música, el lenguaje más potente de comunicación que existe, porque nos llega directamente sin pasar por el filtro de la razón. No se puede pedir más.

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