¿Cuáles son los planes de sostenibilidad puestos en marcha por las principales compañías farmacéuticas?

Tal y como señala Farmaindustria, la industria farmacéutica, en la medida en que trabaja para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, constituye uno de los sectores clave a escala global a la hora de lograr en 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En este sentido es fundamental fomentar, como indica el objetivo nº12, el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente y lograr ganancias netas de las actividades económicas mediante la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación, logrando al mismo tiempo una mejor calidad de vida.

Son numerosas las compañías que han puesto en marcha ambiciosos planes al respecto. Por ejemplo, actualmente Merck tiene tres objetivos medioambientales, que se centran en las emisiones de gases de efecto invernadero, el agua y los residuos.

Para 2040 (10 años antes de la fecha límite estratégica de la UE), se proponen lograr la neutralidad de carbono mediante la reducción del consumo de recursos. Además, el 100% de sus plantas en España, Suiza e Italia funcionan con energías renovables y se recicla el 75% de los residuos generados en sus plantas europeas.

Con el objetivo de contribuir a la reducción del consumo de plástico, la compañía ofrece además alternativas eficaces y científicamente probadas. Por ejemplo, el lanzamiento de nuevos envases de cartón 100% reciclable para algunos de sus productos, o la sustitución de la anterior bandeja de plástico que permite eliminar aproximadamente 180 toneladas métricas de residuos de plástico cada año.

Además, la reducción del tamaño del envase repercute positivamente en el proceso de la cadena de suministro, ya que el menor espacio de almacenamiento en frío permite transportar más producto en menos envíos reduciendo las emisiones anuales de CO2 de la compañía.

Novo Nordisk por su parte apuesta por una estrategia de cero impacto ambiental, lanzada en 2019, que tiene por objetivo alcanzar las cero emisiones netas en toda su cadena de valor para 2045, si no antes. Para ello la compañía asienta su estrategia en tres pilares clave:

 

  • Diseño de productos ecológicos a través de un plan de rediseño, tanto de sus productos existentes como futuros, con el propósito de reducir la producción de residuos.
  • Cambio hacia la electricidad renovable, y es que ya desde 2020, la electricidad de toda la producción global de la compañía es de origen 100% renovable. De hecho, es la primera compañía farmacéutica en utilizar energía 100% renovable en todas sus plantas de producción global. Como siguiente paso, la compañía prevé lograr cero emisiones de CO2 específicamente en las operaciones y transporte para el año 2030 y eliminar así la huella ambiental de sus operaciones.
  • Trabajar con proveedores que comparten la misma mentalidad para lograr así el compromiso de toda su cadena de suministro, tanto con los proveedores actuales como futuros, colaborando proactivamente con ellos para integrar el pensamiento circular en toda la cadena de valor y cambiar al abastecimiento circular.

 

En el caso de Bayer, la protección medioambiental desempeña un papel fundamental y prioritario ya que cuenta con un programa para todo el Grupo con el que pretende seguir reduciendo las emisiones de CO2, así como aportar nuevas soluciones para la protección del clima.

En el marco de este programa ya han puesto en marcha los primeros proyectos: la ecoconstrucción comercial –un concepto global para edificios de emisiones cero en los ámbitos industrial y de oficinas–; el desarrollo de vegetales resistentes; la contribución al aprovechamiento eficiente de plantas para biocombustibles; y un test climático para procesos de producción.

Por otro lado, la compañía ha lanzado ImpacTest, una herramienta digital en colaboración con Impact Hub e Innuba, para acelerar la reducción de emisiones entre sus proveedores en Iberia con el reto conjunto de reducir la huella climática. Se integra dentro de la acción del departamento de “Sustainable Procurement” que desde Barcelona presta servicio global para revisar y acompañar a los más de 90.000 proveedores de Bayer en el mundo con criterios de sostenibilidad.

La biofarmacéutica AstraZeneca por su parte ha puesto en marcha su estrategia “Ambition Zero Carbon”, un ambicioso programa con el que busca convertirse en una compañía cero emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La estrategia marca varios momentos clave, entre ellos, para 2026 quiere reducir en un 98% las GEI de sus operaciones globales. Para 2030, el reto es convertirse en “carbono negativo” para todas sus emisiones residuales y bajar hasta la mitad su huella de carbono en toda la cadena de valor, como paso previo hacia una reducción del 90% para 2045.

Para lograr estos objetivos, algunas de las iniciativas puestas en marcha pasan por lanzar en 2025 su primer inhalador respiratorio de última generación con un impacto climático sobre el calentamiento global prácticamente nulo, y duplicar, ese mismo año, su productividad energética (vs 2015), utilizar energías 100% renovables tanto para la electricidad como para el calor y maximizar la transición hacia los vehículos eléctricos en toda su flota de carretera.

Otro de los proyectos de AstraZeneca es AZ Forest, que desarrolla en colaboración con gobiernos locales y organizaciones no gubernamentales. Se trata de una iniciativa que proyecta la reforestación de 50 millones de árboles entre Australia, Europa, Indonesia y otros países.

GSK por su parte ha actualizado recientemente sus objetivos de sostenibilidad ambiental, apostando por impacto neto cero en el clima con metas establecidas para 2030 y 2045 e impacto neto positivo en la naturaleza con metas establecidas para 2030 y 2045.

Para ello han establecido metas ambiciosas como cero emisiones netas en toda su cadena de valor para 2045; 100% de uso de electricidad de fuentes de energía renovables para 2025 o la reducción del 80 % de las emisiones de carbono e inversión en soluciones basadas en la naturaleza para compensar el 20 % restante de su huella para 2030. Igualmente, para lograr los objetivos de impacto neto positivo en la naturaleza se proponen una buena administración del agua en todas sus instalaciones para 2025 y reducción del uso general de agua en un 20% para 2030; operaciones neutras en uso de agua, y con proveedores clave, en regiones con escasez de recursos hídricos para 2030. Asimismo, tienen como objetivo los residuos operativos cero, incluida la eliminación de plásticos de un solo uso para 2030; reducción del 25 % del impacto ambiental de sus productos y embalajes para 2030 y un 10% de reducción de residuos de la cadena de suministro para 2030, así como aumentar hasta el 100 % el uso de materiales de origen sostenible (los materiales derivados de la agricultura, la silvicultura y el mar obtenidos de forma sostenible) y libres de deforestación para 2030.

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