El impacto transformador de la IA en las Redes Sociales

Foto que representa a la IA

Sara Gómez Amado, Digital Client Advisor, reflexiona sobre el impacto de la IA en las diferentes Redes Sociales.

 

Seguro que no has pasado por alto la última moda viral, en la que gracias a la inteligencia artificial, numerosos influencers han publicado una versión de lo que sería su anuario como estudiante de los 90 en EEUU.

Y es que, como ya hemos adelantado en anteriores observatorios, la IA ha venido para quedarse, y con ello la polémica sobre su impacto transformador en nuestras vidas, desde cómo nos relacionamos a cómo trabajamos. Afectando tanto a los usuarios individuales como a las empresas, medios de comunicación y a la sociedad en general.

Durante toda la historia, los cambios tecnológicos han supuesto un mundo de oportunidades, pero también de riesgos. En nuestro caso, la combinación de la IA y las redes sociales conlleva cambios significativos en la manera en que consumimos información, interactuamos y generamos contenido.

Su principal ventaja es la mejora en la eficiencia y productividad, ya que nos ayuda a crear contenido automatizado, desde imágenes, hasta textos o videos, programar publicaciones, incluso identificar patrones y tendencias que nos ayuden a optimizar el contenido. Plataformas como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube utilizan algoritmos de IA para analizar el historial de interacciones de los usuarios y ofrecer contenido que sea relevante para ellos. También lo vemos en grandes empresas, como la multinacional financiera Morgan Stanley quien utiliza la IA en la gestión patrimonial, o la plataforma de idiomas Duolingo que lo usa para ayudar a los alumnos a practicar conversaciones corrigiendo y enseñando pronunciación.

Otro claro ejemplo es TikTok, desde los filtros que ofrece para cambiar tus rasgos y hacerlos “más estéticos” hasta el nuevo chatbot en el que han estado trabajando, denominado “Tako”, que podría cambiar radicalmente el método de búsqueda y navegación en la aplicación, siendo capaz de responder preguntas formuladas por los usuarios, y generar conversaciones virtuales de manera directa y en tiempo real. O LinkedIn, con sus artículos colaborativos, con los que buscan aprovechar el conocimiento de la comunidad para abordar diferentes cuestiones profesionales, como las mejores estrategias para ascender en tu empresa o cómo planificar una campaña de promoción para un target concreto. Artículos impulsados por al IA pero que necesitan de los expertos, seleccionados por la propia plataforma, para dotarlo de contenido y retroalimentarlo.

Pero como contrapunto, la IA también puede generar contenido falso o manipulado, y con ello aumentar el riesgo de desinformación, la creación de filtros burbuja (donde los usuarios solo ven contenido que refuerza sus gustos y opiniones) y la pérdida de creatividad.

Para ello, compañías como TikTok, han actualizado su política añadiendo una nueva norma que obliga a los usuarios a etiquetar los contenidos que hayan sido generado con IA con la intención de que el usuario no se sienta engañado.

Es evidente que la tendencia a seguir por empresas, usuarios y creadores de contenido será incorporar cada vez más la IA en sus actividades cotidianas, aumentando las funcionalidades y opciones de esta. Por lo que necesitaremos establecer un marco ético que lo regule y que garantice que las redes sociales sigan siendo plataformas útiles y fiables para seguir aprovechando su potencial de manera positiva. Lo que si tengo claro es que por mucho que incorporemos la IA a nuestras vidas, siempre dependerá de una inteligencia humana que le aporte autenticidad.